La población gay, lesbiana, bisexual y transexual (GLBT) pasa desapercibida en el Estado dominicano. Ni las leyes ni la Constitución recogen sus derechos.
Una breve mirada a la situación en América desvela que en México y Colombia existen normas que sancionan la homofobia y en Argentina se consienten las uniones civiles entre gays. Sin embargo, los GLBT en República Dominicana aún no se atreven a reclamar esas reivindicaciones. Sería mucho aspirar. Su lucha está en lograr que la gente les reconozca y les permita andar sin acosarlos.Unos cuarenta años después de que se empezaran a escuchar las voces de quienes exigían respeto a una orientación sexual diferente a la heterosexual, el futuro aún se vislumbra sombrío, tomando en cuenta que si se promulga la Constitución como hasta ahora está reformada, esa comunidad estará conviviendo en una república heterosexual que no reconoce otra familia que no sea la formada por un hombre y una mujer.Además, el artículo donde se rechaza la discriminación hacia una serie de grupos minoritarios, los deja fuera. “Vivimos en una sociedad culturalmente discriminada y discriminatoria. Nos crían discriminando al homosexual, al discapacitado, a la mujer, al pobre… entonces, no contamos con una plataforma para salir adelante porque la estructura social no lo permite”, explica David Ventura Reinoso, coordinador de la Red de Voluntarios de Amigos Siempre Amigos.Ese rechazo provoca que la mayoría de los GLBT permanezcan de incógnitos, forzados a mantener una doble vida que los deprime. Antes de pensar en derechos legales, el grupo procura borrar el estigma que le imprimen sus vecinos y parientes más cercanos. “No hablamos de derechos gay sino de derechos humanos porque se trata de ciudadanos y la preferencia sexual es una decisión personal”, dice.El presidente del grupo Amigos Siempre Amigos, que reúne a siete mil hombres gays, Leonardo Sánchez, estima que el 25 por ciento de la población dominicana es GLBT. Entre otros derechos que les son negados, enumera que no pueden incluir a su pareja en el seguro de salud y en caso de una separación no hay garantías de una justa distribución de bienes.Thalía Almendares, coordinadora del grupo Trans Siempre Amigas, explica que para los transexuales sobrevivir es una tarea aún más ardua. Asegura que el hecho de exhibirse públicamente como se sienten, automáticamente los excluye de la educación o del campo laboral, ya que no se concibe la presencia de una persona que nació hombre vestido de mujer. “No nos queda más que trabajar en una peluquería, una floristería o de maquillistas. Otros recurren a la prostitución, no tienen otra alternativa”, afirma.Mirla Hernández, activista independiente lésbico feminista, expresa que lo que más les interesa es que se respete su derecho a salir a la calle: “La visibilidad. Salir sin que la gente te diga cosas. Aunque eso va a pasar siempre, pero que no te criminalicen por eso, que la Policía deje de apresar a las muchachas porque se vean machorras o a los chicos por muy partidos”.
Grupos asisten a los gays
Amigos Siempre Amigos ofrece apoyo y desarrolla proyectos de educación y prevención sobre el VIH Sida dirigidos a los gays. Leonardo Sánchez explica que su plan es que estas personan superen el miedo a salir y a las agresiones que pudieran sufrir de parte de otras personas, la Policía o las iglesias. “Vivimos en un país que tiene una doble moral. Sabemos qué tenemos que decir y cómo comportarnos en público, y en nuestra vida privada somos completamente diferentes”, expresa. David Ventura, coordinador de la red de voluntarios, sostiene que urge una verdadera revolución social para que los ciudadanos aprendan a vivir en una sociedad diversa y termine la discriminación. “Somos un país de corte tradicional donde hasta los partidos de izquierda son de derecha. La mayoría no sabe lo que es vivir en una sociedad plural”, apunta.
Agresiones frecuentes
Leonardo Sánchez“De la sociedad recibimos un atropellamiento constante día a día. Somos burlados en los medios de comunicación en chistes de mal gusto a diario”.
Thalía Almendares“La Policía abusa de las trans. Las apresan sin motivos, las despojan de sus cosas, las golpean, las insultan y las obligan a que les hagan el trabajo sexual”.