La manifestación, integrada por representantes de grupos homosexuales y transexuales, incluidos muchos de los 22.000 registrados al congreso, partió del Ángel de la Independencia, uno de los puntos más conocidos de Ciudad de México, y desembocó en la plaza central del Zócalo.
"La homofobia mata, matemos la homofobia. El silencio mata, matemos el silencio", declaró antes del inicio de la marcha Peter Piot, director ejecutivo de ONUSIDA.
En la marcha estuvo presente además el ministro de Salud mexicano, José Angel Córdova, el primer miembro en la historia de un gobierno de este país que participa en un acto a favor de la diversidad sexual, aunque fue criticado por los manifestantes.
"Con mi presencia manifiesto mi respeto a la diversidad sexual y a todas las formas de convivencia", expresó el funcionario entre abucheos de buena parte de los presentes, que le recriminaron una deficiente actividad en la lucha contra la homofobia y el sida.
Numerosos colectivos trajeron sus más diversas exigencias que resumieron en "igualdad de derechos", materia en la que América Latina ha avanzado, según el político español Pedro Zerolo.
"En América Latina se han producido cambios y avances muy importantes: en Uruguay, en Chile, en Argentina. Hasta en Cuba se han procurado algunos avances en materia de derechos hacia personas transexuales y homosexuales", explicó a la AFP el secretario de movimientos sociales del gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
Zerolo, uno de los impulsores de la aprobación del matrimonio homosexual en España, pidió valentía al gobierno conservador mexicano para tomar esa clase de decisiones.
"El pueblo mexicano, como todos los pueblos del mundo, está perfectamente preparado para la libertad y para la igualdad. Lo que hacen falta son líderes valientes (...) aunque en ningún país de los que conozco ha sido la derecha la que ha conseguido erradicar el machismo ni la homofobia, ni ampliar derechos a la realidad homosexual o transexual", añadió.
A pesar de un reciente fenómeno de visibilización de la diversidad sexual, México es junto a Brasil el país latinoamericano donde más gente muere por sida y por violencia con motivos de género.
Abrazado a su compañero, el activista mexicano David Alvarado denunció a la AFP que "personas con orientación diferente a la heterosexual y, sobre todo, que viven con VIH son altamente discriminada en este país".
También en las capillas mexicanas se percibe el rechazo, como relatan dos socios de la comunidad católica Vino Nuevo que se manifiestan por ser obligados a realizar sus actividades religiosas en lugares privados.
"Sólo una parroquia de la capital nos ha recibido como grupo de gays y lesbianas, los demás no han querido. Los sacerdotes homosexuales de aquí nos apoyan, nos envían gente pero no se atreven a abrirnos su parroquia", lamentó Álvaro Olmeda, miembro de la asociación.
Toni Reis, presidente de una agrupación brasileña de ONGs en favor de la diversidad sexual, dijo que "nosotros no queremos destruir la familia, simplemente queremos construir la nuestra con respeto y dignidad".
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